El espíritu no tiene sexo y en consecuencia, la inteligencia tampoco…
El ambiente está cálido, la gente alberga y transmite alegría, llega él, todos los miran, los murmullos cada vez son más evidentes; ¿Soy una lacra? se pregunta, porque aunque no se lo dijeron, quizás sí lo pensaron.
La homosexualidad es una orientación sexual hacia miembros del mismo sexo, y que puede llegar a ser un obstáculo que limita a quienes la padecen para alcanzar una vida personal y social plena y satisfactoria.
Una pareja en un parque, el olor a primavera se siente, las flores empiezan a brotar, aparentemente aflora el amor, se besan, los dos se miran; él se siente raro pues ya no siente lo mismo, en su mente aparece el rostro de un hombre que el día anterior había divisado en la plaza, y da la casualidad que otro hombre pasa por el parque, él siente más atracción por ese hombre que por su enamorada; ¿Qué me pasa? se pregunta, pero evade la respuesta y trata de seguir con su vida, hasta ese entonces normal, pero vacía.
¿Puede una persona homosexual dejar de serlo?
Hasta donde llega el conocimiento actual, no; pero en muchos casos la ayuda especializada puede cambiar una conducta; mas no la tendencia, para que el homosexual pueda llevar una mejor vida consigo mismo y con quienes le rodean (Eduardo Armstong).
¿Cómo se reúne el valor suficiente para “Salir del clóset”?
Maquillar por tanto tiempo una realidad para que aparezca otra realidad, es una de las cosas que un homosexual hace en su proceso de destape, donde libera su doble vida.
Camina por la calle, la gente pasa de prisa, como sino le importara nada más que su propia vida; mientras él, al lado de un hombre trata de disimular y hacer ver que “solo es su amigo”, llega a su casa, todo pasó, nadie lo sabe aún; “te amo” le dice a su pareja, mientras poco a poco se desata el amor bajo cuatro paredes.
Una pareja en un parque, el olor a primavera se siente, las flores empiezan a brotar, aparentemente aflora el amor, se besan, los dos se miran; él se siente raro pues ya no siente lo mismo, en su mente aparece el rostro de un hombre que el día anterior había divisado en la plaza, y da la casualidad que otro hombre pasa por el parque, él siente más atracción por ese hombre que por su enamorada; ¿Qué me pasa? se pregunta, pero evade la respuesta y trata de seguir con su vida, hasta ese entonces normal, pero vacía.
¿Puede una persona homosexual dejar de serlo?
Hasta donde llega el conocimiento actual, no; pero en muchos casos la ayuda especializada puede cambiar una conducta; mas no la tendencia, para que el homosexual pueda llevar una mejor vida consigo mismo y con quienes le rodean (Eduardo Armstong).
¿Cómo se reúne el valor suficiente para “Salir del clóset”?
Maquillar por tanto tiempo una realidad para que aparezca otra realidad, es una de las cosas que un homosexual hace en su proceso de destape, donde libera su doble vida.
Camina por la calle, la gente pasa de prisa, como sino le importara nada más que su propia vida; mientras él, al lado de un hombre trata de disimular y hacer ver que “solo es su amigo”, llega a su casa, todo pasó, nadie lo sabe aún; “te amo” le dice a su pareja, mientras poco a poco se desata el amor bajo cuatro paredes.
Al hacer uso de la nueva etapa que le tocará vivir de ahora en adelante, pasa por un proceso que es intenso y doloroso, donde sufre espiritualmente, un periodo donde saldrán a flote sus temores, temores a enfrentar a su propia familia como a la dura sociedad que le rodea.
¿La discriminación comienza en casa?
Para este reportaje, se ha utilizado nombres falsos para proteger la identidad de los entrevistados, quienes prestaron sus testimonios de vida.
“Arturo”, homosexual de 34 años, comentó que el día en que sus padres se enteraron de su condición, fue en una discusión en su casa, donde él desfogó y confesó lo que era.
A raíz de la confesión, el silencio en casa y las caras largas eran pan de cada día, por eso señala que hubiese preferido no decírselo a sus padres, al menos no de esa forma, porque con el paso de los años las relaciones ciertamente han mejorado, pero se han acostumbrado más no aceptado completamente su realidad.
“Arturo”, homosexual de 34 años, comentó que el día en que sus padres se enteraron de su condición, fue en una discusión en su casa, donde él desfogó y confesó lo que era.
A raíz de la confesión, el silencio en casa y las caras largas eran pan de cada día, por eso señala que hubiese preferido no decírselo a sus padres, al menos no de esa forma, porque con el paso de los años las relaciones ciertamente han mejorado, pero se han acostumbrado más no aceptado completamente su realidad.
Su cara cambió de apariencia, los ojos se volvieron cristalinos como si se recargaran de agua, sus labios temblaban, pero dio un respiro, no tuvo que decir más nada, ya que al recordar ese episodio de su vida, es darse cuenta que sufrió un rechazo, y aunque ya después de un tiempo el amor de padres rompió un poco ese hielo que se formó cuando éste confesó su verdad.
“Jonathan”, homosexual de 30 años, comentó que la aceptación en su familia fue algo más fácil de afrontar, puesto que de cinco hermanos, él y su hermana son de la misma condición, al principio fue duro, sin embargo no traumático, ya que su progenitor no los rechazó, ni les dejo de hablar, sino les abrazó, les dio un beso, les dijo que los quería y que se cuiden. Esto según él, debido a la formación que recibió su padre y la ideología de éste, y el hecho de que haya criado solo a sus hijos.
“Jonathan”, homosexual de 30 años, comentó que la aceptación en su familia fue algo más fácil de afrontar, puesto que de cinco hermanos, él y su hermana son de la misma condición, al principio fue duro, sin embargo no traumático, ya que su progenitor no los rechazó, ni les dejo de hablar, sino les abrazó, les dio un beso, les dijo que los quería y que se cuiden. Esto según él, debido a la formación que recibió su padre y la ideología de éste, y el hecho de que haya criado solo a sus hijos.
El semblante de Jonathan fue más apacible, con una alegría que olía como el cabrito que prepara la vecina.
El extracto de los testimonios presentados, pone en evidencia de manera general que el rechazo frente a la situación de un hijo homosexual depende en gran parte de la formación, ideología y filosofía de los padres.
Las luces se apagan y es en esa oscuridad que Luis quiere refugiarse, su familia no sabe de su condición, tiene miedo, ya son varias veces que se salva de ser descubierto; llamadas anónimas, incluso encuentros en esquinas solitarias, el mejor escenario para unas cuantas golpizas.
Él no entiende por qué el odio, él quiere ocultar su verdad, para no ser rechazado más de lo que ahora es, ya que muchas veces fue víctima de abuso físico de borrachos homofóbicos que con complejidad propia se desquitaban con él.
Él no entiende por qué el odio, él quiere ocultar su verdad, para no ser rechazado más de lo que ahora es, ya que muchas veces fue víctima de abuso físico de borrachos homofóbicos que con complejidad propia se desquitaban con él.
Su única alternativa es esconderse, de hundirse en sí mismo, y estar inmóvil hasta que las luces se apaguen.
El Docente de Antropología de la Universidad Privada Antenor Orrego, Dr. Fermín Cabrejos Díaz, señaló de que existe mucho palabreo en la sociedad de hoy, la cuál señala y que sigue rechazando y discriminando a los homosexuales. La sociedad en ciertos aspectos ha cambiado con el paso de los años, los tabúes han ido disminuyendo, pero claro, no en su totalidad.
Amanece, él se siente cansado, se cambia y sale, se recupera porque en la tarde volverá a ver a esa persona ¡No puedo sentir esto, ésta no es mi vida! pero siento algo muy raro, se increpa. Él lo mira y con esos ojos que transmiten coqueteo, trata de no devolverle la mirada, se siente intimidado, quiere que eso termine, pero no, porque en realidad le gusta. Todo de esa persona le encanta, le seduce, le enamora y él en su confusión no quiere, pero siente un sentimiento raro, que no debe sentir.
El Docente de Antropología de la Universidad Privada Antenor Orrego, Dr. Fermín Cabrejos Díaz, señaló de que existe mucho palabreo en la sociedad de hoy, la cuál señala y que sigue rechazando y discriminando a los homosexuales. La sociedad en ciertos aspectos ha cambiado con el paso de los años, los tabúes han ido disminuyendo, pero claro, no en su totalidad.
Amanece, él se siente cansado, se cambia y sale, se recupera porque en la tarde volverá a ver a esa persona ¡No puedo sentir esto, ésta no es mi vida! pero siento algo muy raro, se increpa. Él lo mira y con esos ojos que transmiten coqueteo, trata de no devolverle la mirada, se siente intimidado, quiere que eso termine, pero no, porque en realidad le gusta. Todo de esa persona le encanta, le seduce, le enamora y él en su confusión no quiere, pero siente un sentimiento raro, que no debe sentir.
¿Cómo escapar de ésta corriente?, se pregunta, trata de no caer en esa seducción, pero por más que él lucha no puede dejar de sentir ese sentimiento, que desestabiliza su mente y su cuerpo.
Él suda, respira, piensa, ahora ya no piensa, está perdido, está ahogándose.
La gente empieza a sospechar, y él se da cuenta, trata de disimularlo y ser un hombre, dibujándose una enorme sonrisa.
Él suda, respira, piensa, ahora ya no piensa, está perdido, está ahogándose.
La gente empieza a sospechar, y él se da cuenta, trata de disimularlo y ser un hombre, dibujándose una enorme sonrisa.
Él ya no aguanta porque empieza a sentir los prejuicios, la marginación y una guerra interna de aceptación de sí mismo le regala noches de desvelo.
Como conclusión se puede afirmar que la homosexualidad sigue causando polémica en unos países más que en otros.
Los prejuicios que se hace en torno a ellos progresivamente han ido disminuyendo, siempre y cuando la conducta no se exceda de las normas sociales y jurídicas establecidas en una sociedad.
Como señal de la práctica de tolerancia, incide en este aspecto la vieja frase: “Dios perdona el pecado pero no el escándalo”.
“La homosexualidad no es una enfermedad, la homofobia sí”